Las intensas lluvias registradas en las últimas semanas han dejado daños millonarios en el Distrito Central, según confirmó el alcalde Jorge Aldana, quien estimó que las pérdidas superan los 850 millones de lempiras.

De acuerdo con el edil, las afectaciones abarcan una amplia gama de infraestructuras y bienes públicos y privados. “En los datos pormenorizados que tenemos se incluyen obras viales, caminos, calles, viviendas particulares y distintas zonas impactadas. Nuestros equipos de evaluación de daños han trabajado sin descanso para contabilizar cada caso”, explicó Aldana.

El alcalde informó que el municipio mantiene activo un plan integral de atención a las familias damnificadas, con albergues habilitados en distintos puntos de la capital. “Estamos garantizando comida caliente, provisiones, frazadas, apoyo psicológico y atención médica. Todas las personas albergadas son nuestra responsabilidad y estamos asegurando que no les falte nada”, afirmó.

Aldana detalló que actualmente más de 1,400 personas permanecen en albergues, tanto temporales como solidarios. La alcaldía evalúa constantemente las condiciones climáticas y de seguridad para determinar cuándo será posible el retorno de las familias a sus hogares.

“Vamos revisando cada zona; hay sectores más golpeados donde el regreso tomará más tiempo”, puntualizó.

El edil capitalino también advirtió que en el Distrito Central más de 600 mil personas viven en condiciones de vulnerabilidad por la ubicación de sus viviendas en laderas o zonas propensas a deslizamientos.

“La situación de la capital es compleja. Nos toca ir ejecutando obras de mitigación poco a poco para reducir los riesgos y proteger la vida de las familias”, subrayó Aldana.

Las autoridades municipales reiteraron su llamado a la población a acatar las recomendaciones de los cuerpos de emergencia y a mantenerse informada sobre las alertas meteorológicas, mientras avanzan los trabajos de reparación y prevención en los sectores más afectados por las lluvias.

El impacto de las precipitaciones deja a Tegucigalpa y Comayagüela ante uno de sus mayores retos de los últimos años: reconstruir con resiliencia y fortalecer la infraestructura para enfrentar futuros eventos climáticos extremos.