

Migración sur-norte cae más del 90%; crece retorno hacia el sur

18 de octubre de 2025
18 de octubre de 2025
El flujo migratorio que tradicionalmente se desplazaba del sur hacia el norte del continente americano ha registrado una caída histórica de más del 90%, según datos recientes de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). El jefe de la Unidad de Soporte a Programas de la OIM, Ismael Cruceta, explicó que este 2025 ha sido un “año atípico”, marcado por una drástica reducción en el tránsito de personas venezolanas hacia Estados Unidos: de 300,000 migrantes en 2024 a 23,000 en el mismo periodo de este año.
El funcionario destacó que, por primera vez, se observa un incremento significativo del flujo migratorio en sentido contrario, con personas viajando del norte hacia el sur del continente. Muchos migrantes, principalmente de nacionalidad venezolana, han decidido retornar a su país o trasladarse a otras naciones de Centro y Sudamérica tras permanecer varados en México. “Estamos viendo un fenómeno nuevo en la región, una inversión de las rutas migratorias que obliga a los organismos humanitarios a adaptar sus estrategias de atención”, señaló Cruceta.
De acuerdo con la OIM, los retornos de migrantes a sus países de origen se han mantenido relativamente estables, aunque con una leve disminución respecto al año anterior, registrando más de 20,000 retornos voluntarios hasta agosto de 2025. Sin embargo, Cruceta advirtió que el reto no termina con la llegada de las personas a sus comunidades, sino que continúa durante el proceso de reintegración social y económica, etapa en la que muchas veces los retornados enfrentan mayores dificultades.
El especialista reiteró que el cambio en las tendencias migratorias exige un monitoreo constante y una respuesta coordinada entre los países de la región. “Aunque el flujo de sur a norte ha disminuido drásticamente, el movimiento de norte a sur y los retornos voluntarios están aumentando. Estas nuevas dinámicas deben ser observadas con atención para ofrecer una asistencia más efectiva y humana”, afirmó.
En el caso de Honduras, Cruceta destacó la presencia de grupos de migrantes venezolanos en ciudades no habituales como La Ceiba, lo que representa una variación respecto a las rutas tradicionales que atraviesan Danlí, El Paraíso y Ocotepeque. “Es un fenómeno peculiar que debemos seguir observando. La Ceiba no suele formar parte de las rutas migratorias típicas, por lo que es necesario analizar qué está provocando este cambio y adaptar la respuesta humanitaria en consecuencia”, concluyó.
Este giro en las rutas y motivaciones migratorias refleja un reacomodo regional sin precedentes, que plantea nuevos desafíos para los gobiernos, las agencias internacionales y las comunidades receptoras en materia de atención humanitaria, seguridad y desarrollo.



