La crisis en el sistema sanitario hondureño se agudiza con el conflicto entre la Asociación Nacional de Enfermeras y Enfermeros Auxiliares de Honduras (ANEEAH) y las autoridades gubernamentales. Este miercoles, representantes del gremio acudieron al Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) para denunciar el uso excesivo de la fuerza por parte de la Policía Nacional durante las protestas y la intimidación de colectivos vinculados al oficialismo.

Desde el 1 de septiembre, el personal de enfermería mantiene asambleas informativas y paros en distintos hospitales del país para exigir mejoras salariales, pago de deudas pendientes y la contratación de más personal. Sin embargo, la respuesta estatal se ha caracterizado por desalojos con gases lacrimógenos y empujones en ciudades como Nacaome, El Progreso y Santa Bárbara. La ANEEAH anunció que también llevará estos casos al Ministerio Público para que se investigue quién dio las órdenes de represión.

A las denuncias por represión policial se suman las amenazas de colectivos afines al partido Libertad y Refundación (Libre). Uno de estos grupos, denominado “Mujeres Organizadas”, aseguró públicamente que tomarán acciones directas para detener las movilizaciones del gremio. Estas declaraciones, según la ANEEAH, incrementan la tensión y ponen en riesgo la integridad de las trabajadoras de salud. El gremio también responsabilizó a algunos diputados de Libre por alentar este tipo de confrontaciones.

Paralelamente, decenas de enfermeras han sido citadas a audiencias de descargo como sanción por participar en las protestas. En Tegucigalpa, se notificaron al menos 100 procesos administrativos, algunos con citaciones entregadas en los propios domicilios de las trabajadoras, lo que el gremio califica como un acto de hostigamiento. “Esto no es solo una lucha laboral, es también una defensa de nuestros derechos humanos”, señaló José María Díaz, representante legal de la ANEEAH.

La prolongación del paro amenaza con afectar servicios esenciales en los hospitales, especialmente en áreas críticas y de emergencia. Aunque el personal asegura que mantiene guardias mínimas para evitar un colapso total, el riesgo de un deterioro en la atención médica es inminente. “Queremos seguir cuidando a nuestros pacientes, pero necesitamos condiciones dignas para hacerlo”, expresó una enfermera en Tegucigalpa.

Este conflicto no solo evidencia las carencias estructurales del sistema de salud hondureño, sino también la creciente polarización política en el país. La confrontación entre gremios y colectivos partidarios refleja un ambiente de tensión que, de no resolverse mediante el diálogo, podría escalar aún más en los próximos días.

Mientras tanto, el llamado de las enfermeras sigue siendo claro: respeto a sus derechos laborales, cumplimiento de acuerdos previos y cese de la intimidación. “Nuestra lucha es pacífica, no nos van a callar con represión ni con amenazas”, reiteraron en su denuncia ante el Conadeh.