La viceministra de Seguridad, Julissa Villanueva, encendió las alarmas al afirmar que la infiltración del crimen organizado dentro de la Policía Nacional es una realidad innegable y que las estructuras criminales han logrado permear los niveles más altos de la institución.

Durante declaraciones ofrecidas a medios nacionales, Villanueva sostuvo que las cúpulas policiales han sido alcanzadas por intereses ligados a la criminalidad organizada, una situación que, según dijo, no puede seguir siendo ignorada. “Eso no está en discusión. Es una realidad. La infiltración del crimen organizado y del narcotráfico está dentro de nuestra Policía”, advirtió.

La funcionaria reconoció que existen buenos agentes comprometidos con su labor, pero denunció que los mandos superiores continúan respondiendo a estructuras de poder vinculadas a actividades ilícitas. “Estamos viendo a los herederos del hampa, de un momento crucial cuando Honduras se convirtió en un narcoestado”, declaró, señalando que el problema es profundo y estructural.

Villanueva lamentó que, pese a la expectativa de un cambio de rumbo con el actual gobierno, la depuración policial no ha tenido el impacto esperado. “Creímos que con un cambio de gobierno habría transparencia y una liberación del narcoestado, pero lo que vimos fue una mutación de grupos, donde algunos se sustituyeron por otros y la Policía sigue siendo protagonista de actos de corrupción”, expresó.

La viceministra insistió en que depurar y fortalecer las instituciones de seguridad es una tarea urgente para recuperar la confianza ciudadana y garantizar un servicio policial profesional, transparente y comprometido con la ley.

Sus declaraciones surgen en medio de cuestionamientos públicos por los recientes ascensos dentro de la Policía Nacional, algunos de los cuales han generado suspicacias sobre favoritismos y vínculos con estructuras irregulares.

Expertos en seguridad coinciden en que las afirmaciones de Villanueva reflejan un problema histórico: la penetración del crimen organizado en las fuerzas del orden, un fenómeno que según analistas ha debilitado la lucha contra la corrupción y la violencia en el país.

La funcionaria concluyó haciendo un llamado a la acción: “La seguridad de Honduras no puede sostenerse sobre cimientos contaminados. Es momento de limpiar, fortalecer y recuperar a la Policía para que vuelva a ser una institución al servicio del pueblo y no de los intereses del crimen”.