En un giro inesperado dentro del panorama electoral hondureño, el candidato presidencial de la Democracia Cristiana, Mario Rivera, anunció este domingo que retira oficialmente su aspiración de cara a las elecciones generales del 30 de noviembre.

El anuncio se dio durante el cierre de campaña de Salvador Nasralla en San Pedro Sula, donde Rivera confirmó su adhesión al aspirante liberal.

“Hoy, teniendo a Dios como testigo y al pueblo como protagonista, renuncio a mi candidatura para respaldar a Salvador Nasralla como presidente de Honduras”, declaró Rivera frente a miles de simpatizantes. Su mensaje estuvo marcado por un tono de compromiso moral y una clara intención de sumar esfuerzos en torno a un proyecto que, según dijo, considera vital para el rumbo del país.

Rivera subrayó que su apoyo “no busca cuotas de poder ni cargos públicos”, sino contribuir a que Honduras “encuentre un camino de bienestar”. El dirigente reconoció que el país atraviesa un momento determinante y que su decisión responde al objetivo de construir una base unificada frente a los retos nacionales.

“Mi respaldo es limpio, honesto y transparente”, afirmó, asegurando que la unidad será clave en unos comicios donde la competencia es cada vez más cerrada.

Por su parte, Salvador Nasralla recibió el anuncio con entusiasmo y señaló que la adhesión de Rivera fortalece su estructura política de cara a las urnas. “El pueblo hondureño ya decidió que el próximo gobierno será liberal”, manifestó, reafirmando que su movimiento llega con impulso renovado al tramo final de la contienda.

El retiro de Rivera se suma a un cierre de campaña intenso, donde los principales aspirantes —Nasralla, Rixi Moncada (Libre) y Nasry Asfura (Partido Nacional)— realizaron sus últimos llamados antes del inicio del período de silencio electoral.

Más de seis millones de ciudadanos están habilitados para votar en un proceso que renovará la Presidencia, tres designaciones presidenciales, 298 alcaldías municipales, 128 diputaciones al Congreso Nacional y 20 curules del Parlamento Centroamericano.

Con esta decisión, la Democracia Cristiana deja sin candidato propio la contienda presidencial, mientras Nasralla suma un nuevo aliado en la lucha por conquistar el voto indeciso a pocos días de las elecciones.