El cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga celebró este jueves la elección del nuevo papa León XIV, calificándolo como “un gran hombre y un digno sucesor” del papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril a los 88 años.

En declaraciones a un medio televisivo nacional, Rodríguez expresó su alegría por la designación del nuevo pontífice, el cardenal Robert Francis Prevost, de 69 años, quien nació en Chicago pero obtuvo también la nacionalidad peruana tras su prolongada labor misionera en Perú.

“Hoy toda Honduras debe estar agradecida porque el Señor nos ha regalado un nuevo papa después del gran dolor de la pérdida de nuestro papa Francisco”, afirmó el cardenal visiblemente emocionado.

Rodríguez, quien conoce personalmente a León XIV, destacó su experiencia, vocación misionera y compromiso con los valores evangélicos:

“El Espíritu Santo es quien guía a la Iglesia, y este papa que hoy nos acaba de regalar es un gran hombre y un digno sucesor del papa Francisco. Conoce todo el mundo y Dios lo ha ido preparando para este servicio universal”.

Recordó que predicó un retiro espiritual para los obispos del Perú hace dos años, cuando Prevost aún estaba en el país andino, y desde entonces mantienen una relación cercana:

“Lo conozco personalmente, somos muy amigos […] hemos conversado mucho posteriormente de haber sido llamado a servir en el Vaticano”.

Rodríguez subrayó la profundidad espiritual del nuevo pontífice y su humildad:

“Es el sucesor de san Pedro, no es un cargo, es toda una misión, y claro, tampoco es un honor, es una cruz porque lleva sobre sus hombros la responsabilidad de guiar a todos los millones de católicos del mundo”.

En un tono reflexivo, el cardenal recordó que la Iglesia “no es simplemente una institución humana” y que quien se acerca a ella desde una lógica meramente material “se equivoca”.

Finalmente, Rodríguez evocó la memoria del papa Francisco, a quien consideró “feliz en el cielo y contento con su sucesor”, y destacó que León XIV es un verdadero misionero:

“Le ha tocado dormir en el suelo, incluso cuando fue nombrado al Vaticano no tuvo ningún apartamento, sino que se fue a vivir en su comunidad, en la casa general de los agustinos”.