
Kulbokas: oración y diálogo por la paz en Ucrania
28 de mayo de 2025

En medio de la persistente violencia en Ucrania, el nuncio apostólico, monseñor Visvaldas Kulbokas, retoma el llamado del Papa León XIV a la oración y al diálogo humanitario como caminos indispensables para la paz. A pesar de los constantes ataques a civiles e infraestructuras, el reciente intercambio de prisioneros entre Ucrania y Rusia demuestra que el diálogo sigue siendo posible, aunque los avances políticos sean limitados.
Mientras Ucrania continúa sufriendo bombardeos incesantes, incluso en su capital Kyiv, el Papa León XIV volvió a elevar su voz por la paz. Al término de la audiencia general de este miércoles, el pontífice pidió detener la guerra y apoyar el diálogo, recordando el inmenso sufrimiento del pueblo ucraniano.
En sintonía con ese llamado, el nuncio apostólico en Ucrania, monseñor Visvaldas Kulbokas, subrayó que la situación en el país no mejora y que la oración es ahora la herramienta más poderosa. “Después de casi cuatro años de guerra, los ataques no disminuyen, sino que aumentan. Ningún ejército puede soportar esto indefinidamente. La oración es nuestra única arma como Iglesia y humanidad”, expresó, evocando el mensaje de la Virgen en Fátima y el valor espiritual del mes de mayo, dedicado al Rosario.
Kulbokas también destacó el reciente intercambio de prisioneros entre Ucrania y Rusia —el más grande desde el inicio del conflicto, con mil personas liberadas por cada lado— como una muestra concreta de que el diálogo humanitario aún es posible, pese al estancamiento político. Desde la Nunciatura, explicó, reciben a diario pedidos de ayuda de familias que buscan a sus seres queridos, especialmente civiles, cuya situación sigue siendo más difícil que la de los prisioneros militares.
“La liberación de algunos civiles es motivo de esperanza, pero el número de ucranianos en manos del otro bando sigue siendo alto, mientras que Ucrania apenas tiene civiles rusos que pueda intercambiar”, lamentó el nuncio. En este contexto, instó a mantener viva la oración y redoblar los esfuerzos para salvar vidas, más allá de los callejones sin salida que parecen dominar las negociaciones.
El testimonio de Kulbokas y el llamado del Papa reafirman la necesidad de una respuesta espiritual y diplomática conjunta, frente a una guerra que sigue dejando profundas heridas.