INTERNACIONALES

La Asamblea Nacional de Nicaragua, controlada por el oficialismo, aprobó este jueves un decreto presidencial que autoriza el ingreso al país de tropas, naves y aeronaves de las Fuerzas Armadas de Rusia entre el 1 de julio y el 31 de diciembre de 2025. También se incluye el permiso para fuerzas militares provenientes de Cuba, Estados Unidos, México y Venezuela, aunque la atención internacional se ha centrado en la presencia rusa.

El decreto fue promovido con carácter urgente por el presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, quienes son aliados políticos del mandatario ruso, Vladímir Putin. No se ha precisado el número de efectivos ni de equipos militares autorizados.

Según el texto oficial, la medida tiene como objetivo realizar “intercambios y asistencia humanitaria en beneficio mutuo, en caso de situaciones de emergencia”, durante el segundo semestre del próximo año.

En el caso específico de Rusia, las tropas y equipos militares participarán en ejercicios conjuntos con la Unidad Humanitaria y de Rescate del Ejército de Nicaragua, así como con sus fuerzas terrestres, aéreas y navales. Las actividades incluyen adiestramiento en misiones de ayuda humanitaria, búsqueda, rescate, y respuesta ante desastres naturales.

Asimismo, se contempla el intercambio de experiencias operacionales y ejercicios de cooperación en labores de lucha contra el narcotráfico, el crimen organizado transnacional, y operaciones de seguridad en aguas jurisdiccionales tanto del mar Caribe como del océano Pacífico.

Además, el decreto permite que tropas rusas se entrenen y colaboren con el Comando de Operaciones Especiales del Ejército de Nicaragua, la unidad élite de esa institución castrense.

Aunque el ingreso de fuerzas extranjeras a Nicaragua es una práctica regular que se renueva semestralmente, la presencia rusa en particular ha generado preocupación internacional, especialmente en el contexto de la guerra en Ucrania y del aislamiento diplomático creciente de Moscú. Nicaragua es uno de los pocos países de América Latina que mantiene una alianza abierta con el Kremlin.