V Semana del Tiempo Ordinario
12 de febrero de 2025

La enseñanza central de este pasaje evangélico nos recuerda que lo que contamina al hombre no viene de fuera, sino de dentro, de su corazón. En nuestra vida diaria, esto se traduce en la importancia de cultivar pensamientos, palabras y acciones que reflejen la bondad, la compasión y el amor verdadero hacia nosotros mismos y hacia los demás. Es un llamado a ser auténticos, a vivir de manera coherente con nuestros valores más profundos.
No es lo que entra, sino lo que sale. No es lo que aparentamos, sino lo que somos. No es la norma cumplida, sino el amor vivido.
Jesús mira más allá de los gestos y los discursos. Le importa el corazón, ese lugar donde germinan las decisiones, donde se cruzan miedos y deseos, donde la vida se elige y se juega.
Los fariseos cumplían con lo establecido, pero su corazón estaba lejos del amor… como a veces nos pasa cuando el miedo pesa más que la compasión, cuando el egoísmo ahoga la ternura, cuando el juicio doblega a la misericordia.