Lectura del santo evangelio según san Mateo 

​

Mateo 6, 1-6. 16-18

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres para que los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre celestial.

Como peregrinos en esperanza, iniciamos este tiempo de gracia, que nos prepara al gran misterio de nuestra fe, la Pascua. Pensamos la cuaresma como camino a la vida, por eso un tiempo para desprendernos de tanta carga y apegos inútiles, que nos impiden vivir con alegría y libertad lo que estamos llamados a ser. Es por eso que la Palabra nos llama a la interioridad, una caridad concreta pero sin publicidades, o campañas, una oración en la soledad silenciosa, llena de la presencia del Amor, un ayuno que no busca quedarse en la figura o lo que marca la balanza, sino un verdadero dominio frente a los bienes.

​

Justo la propuesta de la esperanza nos invita a levantar la mirada, a ensanchar el corazón, para no quedarse en lo periférico e inmediato, que conduce a tristeza y frustración. La cuaresma nos propone caminar con alegría, libres de falsas seguridades, que solo se quedan en la chatura de la apariencia. Caminar en la certeza de que el Padre, que está en lo secreto, es fuente y meta de nuestro ser.