III Domingo del Tiempo de Cuaresma
23 de marzo de 2025

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 13, 1-9En aquel tiempo se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús respondió:
«Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».
Jesús nunca deja de iluminar y de aprovechar toda ocasión para ofrecer claves y pistas que ayuden a caminar. Él no se detiene tanto en las personas que han padecido estos infortunios, sino que "les devuelve la pelota" a sus interlocutores para que se hagan cargo de lo que realmente es importante. No importa tanto cuándo, dónde, ni de qué modo mueras... lo que importa es cómo viviste hasta ese momento. Somos llamados a la vida para que generemos más vida: esa es nuestra identidad más profunda. La peor muerte es la esterilidad. El que no da frutos, ya está muerto.
En medio de la cuaresma, el Maestro me invita nuevamente a mirar la conversión desde esta perspectiva de la fecundidad. Sé que él me estimula a dar frutos y es paciente. Pero también soy consciente de que el tiempo se acaba, que es necesario dar mucho fruto, generar mucha más vida. Hay cosas que no pueden esperar, luchas que no se pueden abandonar, causas que no hay que posponer. Contemplo también la sana impaciencia del dueño de la viña.