Alimentación de la mujer en sus diferentes fases
- Marión Aguilar

- 17 feb
- 2 Min. de lectura

Ser mujer conlleva una serie de desafíos en diferentes aspectos; sin embargo, este artículo abordará la importancia de la nutrición en las distintas fases de la mujer, especialmente durante el ciclo menstrual, en la preparación para un embarazo y en las mujeres de 40+, compartiendo información valiosa que puede aplicarse en el día a día.

Inicialmente, debemos recordar que el ciclo menstrual se divide en la fase folicular, que inicia el primer día de la menstruación. En esta fase, se presenta un aumento de las citocinas proinflamatorias y una pérdida de hierro, por lo cual se recomienda el consumo de alimentos de origen vegetal o animal que contengan compuestos antioxidantes y hierro en su composición.
Posteriormente, inicia la fase ovulatoria, caracterizada por un aumento de estrógeno, una disminución de la sensibilidad a la insulina y una mayor sensación de hambre. En esta fase, es importante disminuir el consumo de carbohidratos simples y optar por alimentos con mayor cantidad de fibra y proteínas. Finalmente, llegamos a la fase lútea, caracterizada por una disminución de la serotonina, lo que influye en el estado de ánimo, el apetito, entre otros. Por ello, se sugiere consumir alimentos ricos en triptófano, como el banano, el cacao y el pescado, que promoverán la producción de este neurotransmisor.

Y así llegamos a una fase importante para muchas mujeres: la preparación para un embarazo. En este sentido, la nutrigenómica y la nutrigenética han llegado para reforzar la importancia de la alimentación de los progenitores y cómo estos factores pueden afectar o beneficiar la metilación del ADN, la modificación de las histonas y, en general, los genes que serán heredados. Por lo tanto, se recomienda una alimentación mediterránea que favorezca la nutrición del óvulo y la preservación de los genes.
Finalmente, llegamos a las mujeres de 40+, fase que se caracteriza por la disminución de estrógenos, pérdida de masa muscular y otros factores fisiológicos que desencadenan alteraciones en el apetito. Estas alteraciones, cuando se combinan con el sedentarismo, facilitan la acumulación de grasa, especialmente en el área abdominal, dejando el organismo susceptible a posibles enfermedades crónicas no transmisibles. En esta fase, el consumo adecuado de proteínas debe ser de especial atención, así como también el consumo de alimentos con compuestos bioactivos.
En conclusión, cada fase femenina merece una atención nutricional diferenciada que preserve la salud y belleza de la mujer. Si tienes interés en aprender a alimentarte según la fase femenina en la que te encuentres, te espero en mi consulta.
MSc. Marión Aguilar



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