Durante la multitudinaria marcha por la defensa de la democracia que congregó a más de 50 mil hondureños en Tegucigalpa, el candidato a alcalde por el Distrito Central, Juan Diego Zelaya, reafirmó su respaldo a Nasry Asfura y la propuesta del Partido Nacional de cara a las elecciones generales de noviembre. En un encendido discurso, Zelaya subrayó que la causa va más allá de los colores partidarios: “Más importante que cualquier bandera política, está Honduras”, declaró ante miles de asistentes.

La movilización, enmarcada en un contexto de creciente tensión por los retrasos en el calendario electoral, sirvió como plataforma para que figuras clave del partido se pronunciaran con firmeza sobre la necesidad de procesos transparentes y decisiones responsables. Zelaya no fue la excepción y llamó a los ciudadanos a ejercer el voto como herramienta de cambio.

El aspirante a la alcaldía capitalina aseguró que el país se encuentra en una encrucijada: “Este es el momento de construir una Honduras con oportunidades, empleo y estabilidad. Pero solo lo lograremos si tomamos decisiones valientes, comenzando por votar este 30 de noviembre por un proyecto serio y comprometido con la nación, como el que encabeza Nasry Asfura”, dijo.

En un tono autocrítico, Juan Diego Zelaya reconoció que la clase política ha cometido errores en el pasado, pero hizo un llamado a no quedarse en el lamento, sino a actuar con responsabilidad. “Tenemos una deuda con el país. Es tiempo de corregir, no de repetir. No podemos seguir atrapados en una Honduras dividida y sometida. No vamos a permitir que la mitad del país sea para el comandante”, remarcó en clara alusión al oficialismo.

Con el lema “Es hoy o nunca” como telón de fondo, Zelaya cerró su mensaje con un llamado a la unidad nacional y a la participación activa en las urnas. “Papi a la Orden representa esa oportunidad de cambio que Honduras necesita. Esta movilización lo confirma: estamos listos para defender la democracia con el voto firme y valiente del pueblo”, concluyó.

La jornada dejó en evidencia el poder de convocatoria del Partido Nacional y la creciente presión de sectores opositores para que se respeten los plazos y mecanismos establecidos por la ley electoral, en una contienda que promete ser decisiva para el rumbo del país.