En medio de tensiones internas, Roberto Contreras, presidente del Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal de Honduras (CCEPL), anunció que pone a disposición su cargo, tras no recibir el respaldo necesario para nombrar a su yerno y asesor legal, Steve Fajardo, como director ejecutivo del partido.

Contreras, quien asumió el liderazgo del CCEPL en mayo de 2025, manifestó su frustración por la falta de apoyo a su propuesta, la cual consideraba clave para la conformación de un equipo de confianza: “He puesto mi cargo a disposición, porque creo en la unidad y en el respeto a las decisiones colectivas, pero también en la importancia de trabajar con un equipo de confianza”, expresó.

La decisión se tomó durante una sesión virtual del CCEPL, en la que se discutieron diversos temas administrativos, incluyendo nombramientos clave dentro de la estructura partidaria. Entre ellos, la designación del nuevo director ejecutivo.

En lugar de Fajardo, fue nombrada Rosa Indira Raudales, actual Secretaria de la Mujer del partido y exintegrante de la directiva que presidió Yani Rosenthal. Raudales cuenta con el respaldo de varios sectores del partido, incluyendo al dirigente Allan Ramos, quien argumentó que su residencia en Tegucigalpa, junto con su trayectoria política, la hace más idónea para el cargo que requiere presencia constante en la capital.

Además del intento fallido de colocar a su yerno, también trascendió que Contreras propuso acreditar a su esposa, Zoila de Contreras, ante los bancos para manejar las cuentas bancarias del partido, lo que generó mayores cuestionamientos entre los miembros del CCEPL.

Este episodio ocurre en un momento clave, cuando el Partido Liberal se alista para las elecciones generales del 30 de noviembre de 2025, con Salvador Nasralla como su candidato presidencial. Las reacciones dentro del partido han sido mixtas: mientras algunos piden diálogo y cohesión, otros respaldan la decisión de Contreras de retirarse, ante lo que consideran un exceso de personalismo en el manejo de la institución.

La situación expone una crisis de liderazgo en el Partido Liberal, justo cuando necesita unidad y estrategia para enfrentar el proceso electoral, en el que busca recuperar protagonismo en el escenario político nacional.