INTERNACIONALES

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, denunció que el gobierno de Panamá está retirando a gran velocidad carteles en chino en la zona del Canal de Panamá para ocultar lo que él considera un «control» de China sobre la estratégica vía interoceánica.

A través de su red social Truth Social, Trump afirmó que el 64 % de los carteles escritos en chino están siendo eliminados para desmentir la influencia china en la región.

«Panamá está intentando a gran velocidad acabar con el 64 % de los carteles escritos en chino. Están por toda la zona porque China controla el Canal de Panamá. ¡PANAMÁ NO SE VA A SALIR CON LA SUYA!», escribió el líder republicano.

La publicación fue acompañada de una imagen de un anuncio del banco chino Bank of China, en el que se observa un buque en movimiento con la frase «Un Canal Mundial, Un Banco Global» escrita en español y chino.

Tensión diplomática y la gira de Marco Rubio

Las declaraciones de Trump se producen en un contexto de creciente tensión entre Washington y Panamá, especialmente después de que el expresidente sugiriera que Estados Unidos debería «retomar» el control del Canal, lo que ha generado un fuerte rechazo en el país centroamericano.

Esta polémica se da en la víspera de la gira internacional del nuevo secretario de Estado, Marco Rubio, quien visitará Panamá, Guatemala, El Salvador, Costa Rica y República Dominicana.

Durante su audiencia de confirmación en el Senado, Rubio sostuvo que el uso del Canal de Panamá por parte de China podría estar en violación de los términos establecidos en la entrega de la vía interoceánica al gobierno panameño.

El Canal de Panamá, construido por Estados Unidos e inaugurado en 1914, fue administrado por Washington hasta el 31 de diciembre de 1999, cuando pasó oficialmente a manos panameñas bajo los términos de los Tratados Torrijos-Carter firmados en 1977.

Las recientes declaraciones de Trump han reavivado el debate sobre la soberanía panameña y el papel de China en el comercio mundial a través del canal, mientras la administración panameña desestima las acusaciones y defiende su autonomía en la gestión de la vía.