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En un emotivo y sorpresivo regreso, el papa Francisco reapareció este domingo ante los fieles en la Plaza de San Pedro, luego de haber permanecido más de un mes en recuperación tras una grave neumonía bilateral que lo obligó a ser hospitalizado el pasado 14 de febrero. Durante su aparición, el pontífice de 88 años fue trasladado en una silla de ruedas, con cánulas nasales para recibir oxígeno, y pronunció unas breves palabras de agradecimiento a los miles de personas que lo esperaban: “Buen domingo a todos. Muchas gracias”.

Francisco, quien había permanecido aislado en la Casa Santa Marta del Vaticano desde su salida del hospital el 23 de marzo, dedicó este retorno a los fieles que se habían reunido para la misa del Jubileo de los Enfermos, un evento especial del Año Santo que honra al personal sanitario y a aquellos que padecen enfermedades. Esta misa fue presidida por el arzobispo italiano Rino Fisichella, quien leyó la homilía que el papa había preparado, centrada en la necesidad de no excluir a los enfermos y a las personas frágiles de la sociedad.

En su texto, Francisco compartió una profunda reflexión sobre su experiencia personal con la enfermedad y el sufrimiento, comparándola con la de millones de personas en el mundo. "Queridos hermanos y hermanas enfermos, en este momento de mi vida comparto mucho con ustedes: la experiencia de la enfermedad, de sentirnos débiles, de depender de los demás para muchas cosas", expresó el papa en el escrito, donde también citó las palabras de su predecesor, el papa Benedicto XVI, quien en su encíclica ‘Spe Salvi’ (2007) hablaba de la importancia de la relación de la humanidad con el sufrimiento, y de que una sociedad que no acepta a los que sufren es "cruel e inhumana".

Aunque su presencia fue recibida con calurosos aplausos y vítores de los fieles, Francisco no pudo realizar un contacto cercano con el público, ya que los médicos le recomendaron mantener reposo y precaución durante su recuperación. Como consecuencia de su estado de salud, la misa fue celebrada en su nombre, y fue el arzobispo Fisichella quien ofreció las palabras del papa.

En su mensaje al final de la misa, Francisco también destacó la necesidad de invertir en servicios de salud de calidad y mejorar las condiciones laborales de los trabajadores sanitarios, a quienes expresó su solidaridad y apoyo. "Rezo por los médicos, enfermeros y trabajadores sanitarios, que no siempre tienen las condiciones adecuadas para trabajar y, a veces, incluso son víctimas de agresiones. Su misión no es fácil y debe ser apoyada y respetada", expresó.

Más tarde, la Santa Sede publicó el mensaje preparado para el Ángelus dominical, que el papa no pudo pronunciar desde la ventana del Palacio Apostólico debido a su estado físico. En este mensaje, Francisco volvió a hablar de su hospitalización y convalecencia, y reiteró su llamado a una mayor inversión en atención sanitaria para los más vulnerables, instando a los gobiernos a priorizar la atención a los más pobres y a garantizar la inclusión de los más frágiles en los sistemas de salud.

Finalmente, el papa agradeció las oraciones por su salud, las cuales, según dijo, le han dado fortaleza en su proceso de recuperación.