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45 años de The Game, el disco que Queen cambiara las reglas del rock

30 de junio de 2025

30 de junio de 1980. El mundo presenciaba el lanzamiento de The Game, el octavo álbum de estudio de la legendaria banda británica Queen. 45 años después, el disco no solo conserva su impacto sonoro y cultural, sino que es recordado como un punto de inflexión clave que marcó la madurez artística del grupo y su reinvención en una nueva década.

 

Tras una década de éxitos que incluyó himnos como Bohemian Rhapsody y We Are the Champions, Queen llegaba a los años 80 con la necesidad de evolucionar. The Game representa exactamente eso: una banda que ya había conquistado los escenarios más grandes del planeta y que ahora se aventuraba a experimentar con nuevos géneros sin perder su esencia. Fue el primer disco del grupo en el que se utilizó el sintetizador, un instrumento que la banda había evitado anteriormente, y su presencia marca una clara señal de cambio y modernidad en su sonido.

 

Producido por Queen junto a Reinhold Mack, The Game presenta una diversidad estilística notable. El álbum abre con Play the Game, una pieza melódica que introduce el uso del sintetizador y sirve como declaración estética de esta nueva etapa. Freddie Mercury brilla con una interpretación apasionada, mientras la banda ofrece una base instrumental sofisticada y envolvente.

 

El segundo tema, Dragon Attack, nos sumerge en un groove funky con una de las líneas de bajo más pegajosas de John Deacon y solos eléctricos y pesados de Brian May se complementaban con la bateria de Taylor que emulaba una marcha.

Este tipo de fusión entre rock duro y funk sería explorada aún más en el tema insignia del disco: Another One Bites the Dust. Compuesta por Deacon, esta canción no solo rompió esquemas dentro del repertorio de Queen, sino que se convirtió en un himno universal. Su bajo hipnótico, su beat minimalista y su pegajoso estribillo la elevaron al número uno en las listas de Estados Unidos, consolidando el crossover de Queen hacia audiencias del R&B, funk y pop.

 

Otro de los grandes momentos del álbum es Crazy Little Thing Called Love, una joya de rockabilly escrita por Mercury como tributo a Elvis Presley. Fue lanzada como sencillo antes del álbum y su éxito rotundo también número uno en EEUU y anticipó el poder comercial que tendría The Game.

 

El dramatismo de Save Me, escrita por Brian May, aporta un momento de profunda emotividad. El piano, las armonías vocales y el solo de guitarra logran una de las baladas más conmovedoras del catálogo de Queen. Need Your Loving Tonight y Rock It (Prime Jive), con Roger Taylor tomando la voz principal en parte del tema, añaden dinamismo al disco, mientras que Sail Away Sweet Sister y Coming Soon aportan capas melódicas y experimentales que enriquecen la propuesta global.

 

A nivel comercial, The Game fue un éxito rotundo. Alcanzó el número uno en las listas de álbumes del Reino Unido con ventas que superaban el medio millón de copias, pero la gran sorpresa la tendrían con los registros de Estados Unidos donde se contabilizaban ventas por mas de cuatro millones de discos, Canadá con 600 mil copias y Australia con 400 mil.

Fue el primer disco de Queen en llegar al número uno en Billboard 200 en EEUU, un logro que reflejaba su creciente penetración en el mercado norteamericano.

 

Más allá de las cifras, lo que hace que The Game permanezca vigente es su audacia. Queen no tuvo miedo de romper su propia fórmula. En lugar de repetir el rock sinfónico de discos como A Night at the Opera o Sheer Heart Attack, la banda apostó por la síntesis de géneros, los grooves bailables y la producción moderna. Fue un paso adelante hacia una década en la que los sonidos digitales y las fusiones musicales marcarían el pulso de la industria.

 

En retrospectiva, The Game es una pieza clave en el rompecabezas que es Queen: no solo por los hits que generó, sino por la versatilidad que mostró. Ayudó a consolidar a Freddie Mercury como uno de los frontmen más carismáticos del planeta, a John Deacon como compositor influyente, y reforzó la cohesión del grupo como un colectivo creativo en constante evolución.

 

A 45 años: el juego sigue en marcha

Cuatro décadas y media después, The Game sigue siendo un testimonio del riesgo artístico y la reinvención. Cada pista suena aún fresca, relevante y vibrante. Para Queen, fue el disco que los conectó con una nueva generación y les abrió aún más las puertas del mundo.

 

Hoy, mientras el legado de la banda se mantiene vivo en películas, reversiones y escenarios globales, The Game continúa demostrando por qué Queen no fue solo una banda de hits épicos, sino un laboratorio sonoro que nunca dejó de jugar con las posibilidades de la música.

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