Los profesionales del Derecho en Honduras dudan de la culpabilidad de Juan Orlando Hernández en el trasiego de marihuana y cocaína hacia los Estados Unidos.

Ese juicio parece más bien un acto de venganza contra el expresidente que en su momento fue considerado como el mejor aliado del gobierno de Estados Unidos.
Por eso muchos son los que afirman que los gringos no son aliados confiables porque cuando alguien ya no les es necesario lo acusan de narcotraficante o de enemigo de la democracia.

Por eso ese juicio contra el expresidente se ha convertido en la mesa de negociaciones de los narcotraficantes convictos y la fiscalía y el bote que ofrecen es la cabeza de Juan.
La fiscalía es como la Salomé de La Biblia y el gobierno estadounidense el Herodes.

A toda costa quieren la cabeza de Juan. La pregunta del millón es: Si no hay pruebas concretas, van a condenar al expresidente solo por díceres. Porque pruebas documentales no han presentado. Por eso se dice que la arrechura de los gringos es porque JOH dio la orden de derribar la avioneta que transportaba cocaína y en el que venía un agente infiltrado de la DEA.

Cuando a un cristiano los gringos le acusan de matar a un agente de la DEA no hay quien lo salve de la cadena perpetua. Ese es el caso de Ramón Matta Ballesteros a quien condenaron por ordenar el asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena y pese a que el agente que le acusó ya para morir se arrepintió de acusarlo falsamente a Matta no le han liberado.

Lo mismo pasará con el expresidente Juan Orlando Hernández: Aunque no le prueben delito alguno de la cárcel no de salva. Ahora hay que esperar si los políticos mencionados en el juicio por los convictos narcotraficantes que han sido puestos como testigos van a ser requeridos por la fiscalía de Nueva York.

Aunque ya el Fiscal General, Johel Zelaya, ha anunciado que serán investigados. Pero mientras tanto la justicia norteamericana basada en la Ley del Talión: Ojo por ojo y diente por diente no dejará en libertad a Juan Orlando Hernández, aunque no puedan demostrar su culpabilidad.