DEPORTES

Roya Karimi, una joven originaria de Afganistán, ha logrado transformar una historia marcada por la opresión en un poderoso ejemplo de superación. Obligada a casarse siendo apenas una niña, Karimi fue madre a los 15 años en un entorno donde sus derechos eran sistemáticamente vulnerados.

Años después, logró escapar junto a su madre y su hijo, buscando un nuevo comienzo en Noruega. Fue allí donde descubrió el fisicoculturismo, una disciplina que no solo le permitió fortalecer su cuerpo, sino también reconstruir su autoestima y redefinir su identidad.

"Para mí, ir al gimnasio no era solo hacer ejercicio físico. Era una forma de liberarme, de decirle al mundo quién soy en realidad", afirma Roya. El entrenamiento se convirtió en un espacio de libertad personal, un contraste radical con los años de imposición y silencio que vivió en su país natal.

En 2025, Karimi alcanzó un logro extraordinario: obtuvo el primer lugar en el Campeonato Mundial de Fisicoculturismo, convirtiéndose en una figura destacada en la disciplina y en una voz poderosa a favor de los derechos de las mujeres afganas.

Ahora, más allá de las medallas, su objetivo es visibilizar la situación de miles de niñas y mujeres que siguen enfrentando matrimonios forzados, represión y violencia en Afganistán. Roya Karimi representa no solo fuerza física, sino también una resistencia profunda contra la injusticia.

Desde la toma del poder por los talibanes en 2021, los derechos de las mujeres en Afganistán han retrocedido drásticamente. Las niñas han sido excluidas de la educación secundaria y universitaria, las mujeres han perdido acceso a muchos espacios públicos, y los matrimonios forzados han aumentado. En este contexto, historias como la de Roya Karimi adquieren una dimensión no solo deportiva, sino también política y humanitaria.