DEPORTES

El estadio Santiago Bernabéu se tiñó de nostalgia y gratitud este sábado al despedir a dos leyendas vivas del madridismo: Luka Modric, el jugador más laureado en la historia del club, y Carlo Ancelotti, el técnico más exitoso del banquillo blanco. En un ambiente cargado de emoción, el Real Madrid se impuso por 2-0 a la Real Sociedad con un doblete de Kylian Mbappé, que se acercó así al título de máximo goleador europeo.

El partido tuvo más de homenaje que de exigencia deportiva. Con la Liga ya decidida, el encuentro sirvió como escenario para celebrar el legado de dos emblemas del club. Modric, aclamado en cada balón que tocó, fue protagonista de una despedida conmovedora. Su último partido en el Bernabéu fue una fiesta de agradecimiento, con pancartas, ovaciones y un pasillo de honor en su sustitución. La presencia de su familia y el abrazo con Toni Kroos sellaron una despedida que quedará para la historia.

Carlo Ancelotti, que volvió al club en una segunda etapa aún más exitosa que la primera, también vivió su último encuentro en casa. Su legado, coronado con múltiples títulos, fue reconocido con el respeto y la emoción de una afición que lo despide como uno de los grandes arquitectos de la era moderna del club. Su sucesor, Xabi Alonso, tendrá el reto de continuar con esa herencia.

La Real Sociedad, sin nada en juego y con Imanol Alguacil también en su adiós tras una destacada etapa, ofreció resistencia sin contundencia. Sergio Gómez falló la ocasión más clara, mientras que el arquero Lunin tuvo su momento con una parada clave tras error de Tchouaméni.

Mbappé, enchufado desde el inicio pese al tono amistoso del encuentro, anotó el primero tras un penalti fallido que él mismo transformó en segunda instancia. El segundo tanto llegó tras una asistencia de Vinícius, quien aportó dinamismo tras ingresar por el lesionado Brahim Díaz. La peor noticia para el Madrid de cara al Mundial de Clubes fue precisamente la baja del marroquí por molestias musculares.

Lucas Vázquez también se despidió del Bernabéu, fiel a su estilo, sin buscar los focos, pero con el cariño de una afición que lo ha visto crecer desde la cantera. Su cambio fue el preludio del gran momento de la noche: la salida de Modric.

Con el estadio en pie, lágrimas en los rostros y el corazón en la garganta, el Bernabéu rindió homenaje a uno de los grandes centrocampistas del siglo XXI. “Gracias Luka, tu gloria ya es eterna”, decía una pancarta que capturó el sentir colectivo.

El Real Madrid cerró así una noche que quedará en el recuerdo más allá del marcador, por ser la despedida de una era que marcó un antes y un después en la historia reciente del club blanco.