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VII Domingo de Pascua
Solemnidad de la Ascensión del Señor

1 de junio de 2025

reflexion.avif

Final del santo Evangelio según San Lucas 24, 46-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:«Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.

Vosotros sois testigos de esto. Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la promesa de mi Padre; vosotros, por vuestra parte, quedaos en la ciudad hasta que os revistáis de la fuerza que viene de lo alto».

Y los sacó hasta cerca de Betania y, levantando sus manos, los bendijo.

Y mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo.

Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

 

Reflexión 

Asistimos a un nuevo comienzo que también es tiempo de Jesús, tiempo del Espíritu y tiempo de la Iglesia, es el tiempo de la misión.

Para anunciar lo que hemos visto y oído es necesario hacer memoria vital de la experiencia, los sueños y las promesas compartidas. Eso es lo primero que hace Jesús antes de partir. Les recuerda la experiencia fundante: la pasión, muerte y resurrección; y el sentido de la misión: "en su nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados". Ante estas palabras hago memoria de mi historia de salvación, de la historia de salvación de mi comunidad, de mi experiencia fundante de fe y seguimiento de Jesús. Encuentro que las realidades vitales y los caminos de búsqueda con los jóvenes son camino de salvación y oportunidad de conversión para mi propia vida y son oportunidad para hacerla más cercana al estilo de vida de Jesús. ¿Qué sentido tiene mi seguimiento de Jesús? ¿Qué sentido tienen en mi vida los jóvenes?

Sabiendo que se va a hacer ausencia visible, Jesús promete la presencia del Espíritu para animar y sostener la comunidad. Esta promesa va unida a una recomendación: permanecer en la ciudad. ¿Cómo permanecer en la ciudad, si significaba un peligro para la comunidad cristiana? Allí encontrarían la fuerza y el impulso misionero. ¿Cómo revitalizar mi ardor misionero aún en medio de la ciudad? ¿Qué situaciones me impulsan a salir de mi cotidiano para revitalizar mi vocación misionera en lo de todos los días?

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