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Memoria de la Virgen de Fátima.

13 de mayo de 2025

reflexion.avif

Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 22-30

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.


Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:

«¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente».


Jesús les respondió:

«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».


Reflexión


“Mis ovejas escuchan mi voz”. Desde la revelación al pueblo de Israel, el Señor ha procurado manifestarse en esta figura de Buen Pastor. Fue instruyendo el corazón de esos líderes desde el oficio de pastor, hasta transformarlos en pastores buenos y solícitos que cuidan, protegen y alimentan a su pueblo, es el caso de Moisés, David, etc. Un Dios pastor, manso, protector, paciente…


Y Jesús, vuelve a identificarse con esta figura de Buen Pastor que cuida, que está atento a sus ovejas, que no abandona, que no olvida a ninguna de ellas, que las conoce profundamente, que sabe lo que necesitan, que cura a las enfermas y está pendiente de las más débiles e indefensas…


Nos consuela y reconforta pensar, creer y reconocer a Jesús como Buen Pastor. Podemos descansar sabiéndonos amados por este Dios apacible, misericordioso, lleno de ternura…

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