IV Semana del Tiempo de Cuaresma
1 de abril de 2025

Lectura del santo evangelio según san Juan 5, 1-16
Se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Esta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos.
Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.
Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice:«¿Quieres quedar sano?».
El enfermo le contestó:«Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado».
Jesús le dice:«Levántate, toma tu camilla y echa a andar».
El evangelio presenta la situación de una persona enferma. No describe cuál era su enfermedad, pero sí el tiempo que llevaba esperando una posibilidad de sanación ¡treinta y ocho años!.
Durante todo ese tiempo, la ausencia de una persona que pueda asistirlo se hizo tan dolorosa como su misma enfermedad. Por este motivo, ante la pregunta de Jesús sobre su deseo de ser curado, sus palabras expresan más que la respuesta a una pregunta; manifiestan la angustia de su corazón, su situación de soledad: “no tengo a nadie”.
Jesús no tolera el dolor de quien sufre, mucho menos que la posibilidad de salvación esté relegada a costumbres rituales; esta actitud lo llevará no solo a diferentes confrontaciones con los referentes religiosos, sino también a la cruz.