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Fiesta de la Exaltación de la Cruz

3 de mayo de 2025

reflexion.avif

Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 6-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás:

«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».


«Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».


Felipe le dice:

«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».


Jesús le replica:

«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre" ? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras, Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.


En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».


Reflexión


Hablando sobre la Cruz, San Pablo decía: "La palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los redimidos es poder de Dios".


Esto que decía San Pablo parecería que lo está diciendo precisamente para la gente de nuestra generación, pues la verdad es que hay muy poco amor a la cruz aún entre los mismos cristianos. Nos gusta el Cristo resucitado y eso hace que con frecuencia nos olvidemos del Cristo sufriente. Hoy, son pocas las personas que se siente orgullosas de llevar una cruz al pecho, no como un adorno sino como el signo que nos identifica con nuestro Maestro.


Es por ello que hay pocos que se sienten honrados por una enfermedad, o por un momento de humillación, ya que muchos no saben reconocer en sus padecimientos una muestra del amor y del poder de Dios manifestado en sus vidas, juzgándolo como algo despreciable y cuyo origen no puede ser Dios. La fiesta de hoy nos recuerda que, para nosotros los cristianos, la cruz nos identifica con el Mesías, y portarla en nuestro pecho nos recuerda el camino que tendremos que seguir para estar con Él en el cielo.

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