Lectura del santo evangelio según san Marcos 

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Marcos 9, 41-50

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Todo aquel que les dé a beber un vaso de agua por el hecho de que son de Cristo, les aseguro que no se quedará sin recompensa.

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Al que sea ocasión de pecado para esta gente sencilla que cree en mí, más le valdría que le pusieran al cuello una de esas enormes piedras de molino y lo arrojaran al mar.

Luego de dar la enseñanza respecto de los que actúan en su nombre y no son del grupo, vienen estas tres enseñanzas que la completan.

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- La primera de estas tres se conecta con la anterior: cualquiera que ayude a un discípulo por ser de Cristo tendrá su recompensa bien merecida. Una inmensa cantidad de personas de buena voluntad y de recta conciencia ayudan desinteresadamente la vida y las obras de la comunidad cristiana.

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- La segunda enseñanza se refiere a que los discípulos han de vivir y obrar de acuerdo al Evangelio; han de esforzarse al máximo para ser coherentes. Esta coherencia a veces exige ‘amputaciones’: cortar lo que no sirve y que puede dañar a los demás.

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- La tercera enseñanza es una disposición a ser sal; los discípulos están llamados a dar ‘sabor-vida’ con su manera de estar en el mundo. Si los discípulos no son capaces de realizar su misión no sirven, pues han perdido su capacidad de dar ‘sabor-vida’.

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Éstas han de ponerlas en práctica para ser un signo claro de la presencia amorosa de Dios, que está interesado en el bienestar y felicidad de todos los seres humanos.