La consejera del Consejo Nacional Electoral (CNE), Ana Paola Hall, rompió el silencio y reveló que su renuncia al cargo fue producto de presiones externas y amenazas graves contra su vida y la de su hija. Aun así, afirmó que posee la fortaleza para mantenerse en funciones si las condiciones de seguridad lo permiten.

Durante una entrevista concedida para una cadena internacional, Hall explicó que su dimisión no fue voluntaria. “Presenté la renuncia tal y como se me exigió, en los términos que se me exigió”, declaró, dejando entrever que su salida fue impulsada por actores ajenos al marco institucional.

Aunque el Congreso Nacional no le dio trámite oficial a la renuncia, esto la ha dejado en un limbo legal e institucional. “No tengo otra instancia a la que recurrir en este momento”, expresó, mientras reiteraba su disposición a continuar ejerciendo su cargo si se garantiza su seguridad.

Uno de los aspectos más duros de la conversación fue su denuncia de amenazas de muerte explícitas, dirigidas a ella y a su hija. “Nos dicen dónde amaneceremos muertas, nos describen cómo nos van a matar, y hasta le dicen a mi hija que no van a poder reconocerme”, relató Hall, visiblemente afectada.

La funcionaria aseguró que las amenazas han sido denunciadas tanto a nivel nacional como ante organismos internacionales. Aunque reconoció que el Estado le ha brindado medidas de protección, insistió en que el miedo es real y la situación ha rebasado lo político.

“No hablo desde una plataforma electoral, hablo como madre, como ser humano. No lo hago por cálculo político, sino por supervivencia”, subrayó, dejando claro que su preocupación central es la seguridad de su familia.

Pese al entorno adverso, Hall reafirmó que está calificada para continuar como consejera electoral y que cuenta con la fuerza necesaria para hacerlo. Sin embargo, dejó claro que su permanencia en el cargo dependerá de factores que van más allá de lo institucional, incluyendo su integridad física.

“Mi situación trasciende cualquier límite”, concluyó, al referirse al impacto personal de las amenazas y la responsabilidad de las autoridades ante este tipo de violencia política. Su testimonio ha encendido las alarmas sobre los riesgos que enfrentan quienes integran instituciones clave en el proceso democrático del país.