Migrantes hondureños: sus remesas, marcadas por el dolor y el sacrificio, no deben despilfarrarse, afirma el cardenal Rodríguez


26 de enero de 2025
26 de enero de 2025
El cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez instó este domingo a valorar las remesas familiares enviadas por los migrantes hondureños, que en 2024 alcanzaron los 10.000 millones de dólares. Durante su homilía en la Basílica Menor de Suyapa, en Tegucigalpa, enfatizó que estas contribuciones económicas están “marcadas por el dolor, la angustia y el sufrimiento” y advirtió contra su mal uso en el despilfarro o la politiquería.
“Esas remesas llegan marcadas por el dolor, por la angustia, por el sufrimiento y debemos apreciarlas. No simplemente deben ser despilfarradas, peor todavía en politiquería”, señaló Rodríguez.
Además, hizo un llamado a reflexionar sobre las condiciones de los migrantes hondureños, quienes enfrentan deportaciones masivas en Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, sumando al sufrimiento de quienes ya dejaron su tierra natal en busca de mejores oportunidades.
Por su parte, la presidenta Xiomara Castro, en un mensaje el sábado, reiteró su compromiso de proteger a los migrantes hondureños ante cualquier acción hostil. Además, destacó los esfuerzos de su gobierno para garantizar condiciones dignas a quienes deciden regresar al país, ofreciendo apoyo a través del programa “Hermano vuelve a casa”. Este incluye bonos económicos, alimentación y propuestas de empleo para los retornados.
Rodríguez también expresó su preocupación por el aumento de la pobreza y el hambre a nivel global, calificando de “escándalo” el hecho de que existen tantos recursos mal utilizados mientras millones de personas están obligadas a abandonar sus hogares por la falta de condiciones de vida dignas.
En el contexto de las elecciones internas de marzo y las generales de noviembre, el cardenal instó a la ciudadanía a participar activa, argumentando que la democracia no debe quedar en manos exclusivas de políticos. Subrayó que la indiferencia en estos procesos equivale a favorecer indirectamente la corrupción.
“Cada uno debe sentir en su corazón la llamada de Dios a participar, según su conducta, según sus convicciones, según su fe, según su responsabilidad ciudadana”, concluyó Rodríguez, llamando a la reflexión ya la acción conjunta para enfrentar los retos del país.