El presidente de la Confraternidad Evangélica de Honduras (CEH), pastor Gerardo Irías, reaccionó con firmeza ante los recientes señalamientos del comisionado presidencial Miguel Briceño, quien sugirió públicamente suspender la personería jurídica de dicha organización religiosa.

Irías dejó claro que la labor espiritual de la iglesia no depende de un estatus legal, y que, pese a los intentos de desacreditar su liderazgo, continuarán predicando. “Con o sin personería jurídica, vamos a seguir predicando. Nadie detiene la obra de Dios”, aseguró en declaraciones brindadas este fin de semana.

El líder evangélico consideró las expresiones del funcionario como un ataque personal, pero advirtió que no cree que el Gobierno se atreva a tomar acciones concretas contra la iglesia. “Ellos saben que la iglesia tiene poder y autoridad. Meterse con Dios es prácticamente derribar el Reino”, añadió.

Las tensiones surgieron luego de que Briceño publicara en redes sociales un mensaje dirigido al presidente de la CEH, acusándolo de usar la religión con fines políticos y exigiendo la suspensión de la personería jurídica tanto de la Confraternidad como de la iglesia a la que Irías pertenece. “Ese pastor es un mercenario de la fe”, escribió el comisionado en un tono que elevó el conflicto al plano público.

En respuesta, Irías señaló que la convocatoria a una caminata nacional no tiene un tinte político, sino espiritual. “La caminata es para clamar, orar, y buscar la dirección de Dios. Muchos ministros están orando por el país, y aunque algunos piensen que esto es presión política, la iglesia no se amedrenta”, expresó.

El evento religioso, que tendrá lugar en Tegucigalpa y otras ciudades del país, espera congregar a unas 200 mil personas solo en la capital, y hasta 2 millones a nivel nacional, según estimaciones de la CEH.

Mientras tanto, sectores sociales observan con atención el creciente roce entre actores religiosos y figuras del oficialismo, temiendo que el conflicto escale y afecte la convivencia democrática en un país donde la fe tiene un papel protagónico en la vida pública.