La Enfermedad Renal Crónica (ERC) es una afección silenciosa que afecta aproximadamente al 10% de la población mundial y representa un importante desafío de salud pública en América Latina. Según el Global Kidney Atlas, en 2023 la prevalencia mundial alcanzó el 9.5%, con una tasa de mortalidad del 2.4%.

En la región, la prevalencia es aún mayor, alcanzando el 10.15% y con una tasa de defunciones del 5.51%. En países como Honduras, la situación es alarmante, con una prevalencia del 8.03% y una mortalidad del 6.02%.

Ante estas cifras, la Asociación Hondureña de Nefrología y Trasplante (AHNT) ha emitido un llamado urgente para abordar la ERC y promover estrategias que permitan su prevención, detección temprana y tratamiento oportuno.

El doctor René Tábora, presidente de la AHNT, destacó que “la ERC es una de las enfermedades no transmisibles de más rápido crecimiento en Latinoamérica, generando un incremento en la morbilidad, mortalidad y costos asociados”.

Uno de los mayores retos es el diagnóstico tardío de la enfermedad y la falta de acceso a terapias de soporte renal y trasplantes. Actualmente, en Latinoamérica, el 67% de los pacientes reciben hemodiálisis, el 23% han accedido a un trasplante renal y solo el 10% son tratados con diálisis peritoneal. En Honduras, la falta de registros sistemáticos y programas nacionales de salud renal agrava la situación, dificultando un manejo eficaz de la enfermedad. “En muchos países de la región, los registros de pacientes con ERC son parciales y carecen de control de calidad, lo que impide diseñar políticas de salud efectivas”, añadió el Dr. Tábora.

La ERC se asocia con otras enfermedades crónicas, como la hipertensión y la diabetes. Se estima que al menos el 35% de los pacientes con ERC también padecen hipertensión, mientras que el 25% son diagnosticados con diabetes en estadios avanzados de la enfermedad. Esto aumenta significativamente el riesgo de hospitalización, accidentes cardiovasculares y muerte prematura.

Ante este panorama, la Asociación Hondureña de Nefrología y Trasplante, en alianza con el Colegio de Médicos de Honduras y la Sociedad Latinoamericana de Nefrología e Hipertensión (SLANH), exhorta a los sistemas de salud pública a desarrollar estrategias para la detección temprana de la ERC, garantizar acceso equitativo a medicamentos y terapias de soporte renal, así como la implementación de clínicas especializadas.

Asimismo, enfatizan la necesidad de establecer un registro integral de la enfermedad en todos sus estadios, lo que permitiría un mejor seguimiento de los pacientes y facilitaría la toma de decisiones basada en datos reales.

La ERC es prevenible y tratable si se detecta a tiempo y se garantiza el acceso a tratamientos adecuados. Es fundamental que los sistemas de salud prioricen esta enfermedad y trabajen en conjunto con organizaciones y la sociedad civil para mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.